Hoy en día, la inteligencia artificial dejó de ser un concepto abstracto o reservado solo para algunas industrias. Se convirtió en una herramienta clave para optimizar procesos complejos, tomar decisiones más informadas, procesar grandes volúmenes de datos y adaptarse mejor a la realidad operativa.
En la industria del compliance y la prevención del lavado de activos y financiamiento del terrorismo esta realidad se ve evidenciada.