Las quejas y reclamos de los usuarios no solo revelan puntos críticos en la experiencia financiera, sino que también constituyen una herramienta valiosa para fortalecer el cumplimiento normativo y elevar los estándares del sector.
En un contexto donde la confianza es un activo estratégico, la gestión adecuada de quejas y reclamos en el sector financiero se ha convertido en una prioridad tanto para entidades como para entes reguladores. Más allá de una obligación legal, atender eficazmente estas manifestaciones es una oportunidad para mejorar procesos, detectar fallos sistémicos y reforzar el compromiso con los clientes.